WAYFINDING: SEÑALIZACIÓN QUE INTERACTÚA CON EL USUARIO
Cuando hablamos de este término anglosajón (aparentemente nuevo) tenemos que retrotraernos a la década de los 80, cuando el psicólogo ambiental Romedi Passani profundizó en ésta por entonces, innovadora corriente. En la actualidad, nos encontramos ante una dinámica que mezcla con habilidad los conceptos de señalización, orientación e información, desde un punto de vista gráfico y creativo, pero con aplicaciones relacionadas con la arquitectura y el diseño industrial dando posibilidad de que surjan entornos más empáticos, espacios más accesibles y ambientes en los que mejora la experiencia de usuario y dónde el wayfinding se pone al servicio del transeúnte y no del concepto tradicional de identidad corporativa de la empresa o edificio en el que se encuentre.
La señalética y la señalización se quedan cortas a falta de factores como el psicológico o el cognitivo para dar profundad a su funcionalidad innata. El wayfinding explora el concepto de guiar al mismo tiempo que se informa, pero también persiguiendo la reducción del estrés y la toma de decisiones, así como la integración de elementos de orientación proyectados ya de inicio como simbiosis de movilidad y percepción para mejorar y facilitar la simple tarea de encontrar una dirección, orientarse dentro de un edificio de oficinas o hallar la entrada correcta para el evento en el que nos encontremos.
El diseñador debe buscar elementos que incidan en el procedimiento por el que el visitante interactúe por las estancias o el entorno (ya sea rural o urbano), mientras que el arquitecto debe perfilar situaciones en las que esa comunicación gráfica tenga un papel integrador y coherente ya no sólo con cuestiones estructurales sino con la comunicación visual que requerirá cada usuario. El trabajo del uno se retroalimenta del otro y viceversa, confluyendo en conceptos más novedosos (y ventajosos) que la simple señalización exterior o la cartelería interior.
WAYFINDING: SIMBIOSIS ENTRE ARQUITECTURA, DISEÑO Y PSICOLOGÍA
Las ventajas, desde las anímicas (mejor adaptación al espacio, reducción tiempo de espera, facilitar la accesibilidad) hasta las económicas las han comprobado ya todo tipo de empresas y organismos que confían cada día más en procesos estructurales y de comunicación pensando en la persona, individualización del esfuerzo frente a globalización de sistemas arcaicos.
Tiene en cuenta el proceso de orientación y movilidad, la percepción, la cognición y la interacción entre las personas y el medio físico. La estrategia es aplicar herramientas psicológicas y sociológicas, para poner en valor dentro de la arquitectura de espacios, una comunicación más participativa y un refuerzo de creatividad a la señalización convencional para que la identidad corporativa vaya un paso más allá integrándose no sólo con la conceptualización de ambientes, sino con la orientación de usuarios.